jueves, 27 de noviembre de 2014

¡Ostras! O cómo romper la estacionalidad del turismo

Una nueva propuesta gastronómica aterriza en la provincia de Huelva con dos espacios diferentes, ¡Ostras! y Fandado, ambos capitaneados por el joven cocinero extremeño Javier Rebollo, curtido (si con 28 años se puede decir que está curtido) en restaurantes con dos estrellas Michelín, como Atrio, y en otros de tres estrellas como El Bulli o Raco de Can Fabes.

Javier Rebollo, chef ejecutivo

Ubicadas en el recientemente inaugurado Hotel AMA, en Islantilla, con esta propuesta pretenden romper la estacionalidad del sector turístico en nuestra provincia, así como ampliar la oferta gastronómica de la misma. El director del hotel, Domingo Delgado, lo define como "un producto desestandarizado que puede ser atrayente tanto para el turismo local como para el foráneo", pues el prinicipal objetivo es que los residentes consideren ¡Ostras! y Fandado como espacios gastronómicos independientes del hotel.

Domingo Delgado, director del Hotel AMA

Para ello ofrecen dos espacios diferentes en los que los productos frescos y locales son los protagonistas, si bien el trato que se les da difiere completamente.

Así, en primer lugar tenemos Fandado, un restaurante en el que se podrán degustar platos procedentes de Vietnam, Japón, Perú o México, así como los propios de la zona. Una carta estable que variará de temporada a temporada, con el objetivo de adaptarse a los productos frescos que marcan cada estación. Además, cuenta con un amplio horario de apertura, de 13:00 a 23:00 horas y no requiere reserva, aunque es aconsejable reservar, pues la terraza tiene capacidad para 30 comensales, en el caso de optar por el interior del restaurante, de luz tenua y colores oscuros, la capacidad asciende a 70.

Restaurante Fandado

En el caso de Fandado, que significa "fusión" en esperanto y que refleja con gran acierto el contenido de su carta, el precio de los platos varía desde los nueve euros de una hamburguesa a los 15 y 22 euros de los platos más caros. Además, cuentan con una amplísima carta de vinos con una media de 84 referencias.

Restaurante Fandado

Rompiendo con los colores oscuros de Fandado, se abre un espacio de blancos y azules. Se trata de ¡Ostras!, la segunda alternativa gastronómica, en la que la creatividad y el trato exquisito al producto local son los protagonistas. Un espacio más reducido, tan sólo da cabida a 30 o 35 comensales, en el que reservar es imprescindible. "Con ello queremos garantizar al cliente que tendrán el mejor producto fresco del día", señala el chef ejecutivo de ambos restaurantes Javier Rebollo.

¡Ostras! Un espacio fresco

La carta de vinos es ligeramente más amplia que la de Fandado, además, cuenta con una oferta mayor de caldos por copa. El menú es lo que marca la referencia con respecto al resto de la oferta gastronómica de la provincia. ¡Ostras! ofrece un menú degustación compuesto de entre 9 y 15 platos que varían a diario, en función de lo que la lonja y el mercado ofrece.

"Hacemos una cocina creativa basada en el producto con la que ofrecer una experiencia única al comensal", señala el chef Rebollo, " nuestro objetivo es que el comensal experimente con sabores que no se trabajan en la provincia". Este delicadeza en las cocciones y preparaciones, este mimo en la selección de los productos y el trabajo de un equipo de cocina compuesto por tres cocineros de trayectoria impecable se traduce en un menú degustación con un precio de 89 euros.

Con esta oferta, desde el Hotel AMA pretenden atraer al público onubense, de forma que el 60 por ciento de los hoteles sean ajenos al hotel, y así romper con la estacionalidad propia de la costa onubense, que queda prácticamente desértica una vez que acaba la temporada de verano.

Si queréis saber el tipo de comida que se ofrece en ¡Ostras! y Fandado,  no tenéis más que clikar aquí para acceder a mi blog Dulzinea, en el que hago un repaso de la muestra que Javier Rebollo ofreció a la prensa local.

Una experiencia inolvidable

lunes, 24 de noviembre de 2014

Pisar una mierda de perro no trae buena suerte


"Pisar una mierda de perro trae buena suerte". No, nunca, una mierda es una mierda y lo más que trae es un olor desagradable y, en muchos casos, un par de zapatos menos; además de un mal humor que difícilmente se controlará a lo largo del día.


"Pisar una mierda trae buena suerte". No, es una guarrería propia de ciudadanos con escaso o nulo civismo que se consideran aptos para tener una mascota, pero que no son aptos para recoger una mierda. Espero que nos les dé por engendrar y traer retoños al mundo, porque si dejan las de sus mascotas, igual también les da por dejar las de sus vástagos. Aunque, ya puestos, que se ahorren ir al excusado y usen la vía pública, así las posibilidades de que toque el Euromillón, aumentarán.


¡Ah, no! Me olvidaba, pisar una mierda no trae suerte es, simplemente, una gorrinada propia de gente que no sabe que la mejor carta de presentación de una ciudad y de sus ciudadanos es su limpieza.


He vivido en muchos sitios, unos más limpios que otros, pero he notado un aumento en la dejadez de los ciudadanos. Da, literalmente, asco pasear por algunas calles de Huelva capital, Aljaraque o Punta Umbría, por nombrar solo algunas.


suciedadHuelvaSuciedadHuelva


Esto, unido a la falta de limpieza por parte del personal de este servicio, hace que la ciudad, sobre todo en los barrios no turísticos (en el caso de la capital, todos menos el centro) sea más gris y desagradable.

La crisis se nota en muchos ámbitos y el de la limpieza es uno más. Pero la crisis parece afectar también a los ciudadanos, aunque más que crisis lo llamaría dejadez y falta de respeto por quien también va a pisar esa acera.

Es indignante que recriminar a alguien que no recoge la mierda de su perro o tire un papel al suelo esté mal visto.

Es irrisorio que continúen "estimulando" a los propietarios de perros a recoger las mierdas bajo amenazas de denuncias, sobre todo porque no conozco a nadie a quien haya parado la policía para ver si había recogido la mierda de su perro y, mucho menos, he visto visto a un policía multar por ello. Y quizás con un perro sea más difícil, pero he visto caballos y policías, unos al lado de los otros , sin ser romería o fiesta y, tras dejar el abono el caballo y su dueño en el asfalto, seguir cada uno su camino sin más.

La táctica de la coacción puede ser efectiva si se ejecuta, pero no se trata de recoger la mierda por miedo a que te multen. Se trata de concienciar a los ciudadanos de que la calle es de todos y para todos, y que mantenerla en buenas condiciones es tarea de todos, nos sólo de una plantilla del servicio de limpieza cada vez más reducida.



Una ciudad que luce limpia, no sólo es más atractiva para el de afuera, sino que habla positivamente de sus ciudadanos.

Lamentablemente, en esta ciudad, pisar una mierda no trae suerte, es sólo cuestión de pasear sin mirar al suelo.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Lo que la crisis consume

El consumo se estanca, por no decir que disminuye. El crédito a pymes, a pesar de la multitud de anuncios que lanzan los bancos, sigue siendo inalcanzable y complicado. Las ayudas públicas, si llegan, llegan tarde y con unos requisitos que, en ocasiones, hacen que ni tan siquiera merezcan la pena; cumpliendo así el famoso refrán: "al final sale más caro el collar que el perro".

Sube la luz, el agua, los impuestos, las tasas de basura, el pan... Sube todo. Y el poder adquisitivo de las familias es cada vez menor.



Unas condiciones laborales pésimas, con contratos de media jornada, pero trabajando jornada completa, y sueldos que no son acordes ni con la media jornada. Eso si tienes la "suerte" de tener contrato, con independencia de que este refleje tu categoría laboral, el trabajo que desempeñas y las horas que inviertes.

(Un contrato así, a día de hoy, es una ilusión, como la de encontrarse un unicornio por el pinar de Aljaraque. Y sí, lo sé, es muy triste)

A lo que iba, con un panorama tan gris, casi negro, existen muchos valientes que se arriesgan e invierten lo que tienen en montar un negocio. Esos autónomos, en la mayoría de los casos, que no tienen derecho a caer enfermos y, si nos descuidamos, ni a quedarse sin empleo o jubilarse.

Esos valientes que necesitan para perdurar que se incentive el consumo y que dejen de tomarse medidas de racionamiento que les permitan continuar con su actividad.



Y no sería tan difícil aumentar el poder adquisitivo de las familias, es más, no hace falta aumentarlo. Con medidas sencillas, como establecer un precio para la luz y el agua razonable (aunque ello requiera una inversión o intervención pública que muchos llaman a gritos), las familias aumentarían su capacidad de consumo que recaería en los negocios de estos valientes que apuestan por emprender para vivir.

No se trata de recortar, eso no soluciona la crisis. Y no hace falta hacer muchos estudios, solo hay que preguntar a los vecinos y a los compañeros de facultad que han decidido dejar España sin billete de vuelta.

Se trata de invertir, invertir correctamente en servicios públicos. Y, aunque esto pueda levantar ampollas, quien quiera hacer uso de servicios privados (educación, transporte o sanidad) que lo haga, está en su derecho. Pero que estos servicios privados dejen de recibir dinero público, que merma la calidad de aquellos que sí son públicos e imprescindibles.

Hay muchas áreas en las que se puede "recortar" sin que afecte al bienestar social de la población, pero esas áreas no pueden ser nunca educación ni sanidad.

Todo "recorte" o "medida recaudatoria" que afecta directamente al ciudadano, disminuye la capacidad de gasto, de consumir; y sin consumo, aumenta la crisis, y serán más los valientes que vean cómo acaban sus ilusiones detrás de una puerta cerrada con un se alquila adherido.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Aquí empieza todo

Soy Andrea Caamaño Fernández. Periodista, entusiasta, experta en comunicación y amante de la gastronomía, sobre todo de la repostería.

Este blog es mi incursión en la cultura 2.0, no es la primera, pero espero que dure más que la primera.

Con "lo que me pasa por la cabeza" quiero ofrecer mi punto de vista sobre distintos ámbitos de la vida, así como de la actualidad. Pero también quiero ofrecer mi visión del lugar en el que vivo, Huelva, de una forma personal y cercana, poniendo en valor todas las virtudes que tiene, que no son pocas.

Por eso, mi centro de actuación es la provincia de Huelva, donde me he criado y desarrollado como profesional de la comunicación, aunque por mis venas corre sangre gallega y bonaerense.

De Huelva adoro sus playas, su sierra, cada pueblo y rinconcito y creo que no tiene la fama que merece. Lo malo o feo, como la contaminación y la falta de infraestructuras, no es ni una décima parte de todo lo que puede ofrecer.

¿Te animas a seguirme?